viernes, 21 de septiembre de 2012


Una riqueza que sigue resistiendo

El guaraní – tupí es aquel que comprende aquellas lenguas que se hablaban en la América precolonial por los pueblos que vivían al este de la inmensa Cordillera de los Andes, desde el mar Caribe hasta el Río de la Plata. En la actualidad se lo encuentra en diversos países, como por ejemplo Paraguay. Pero hoy en día se está haciendo una fuerte crítica al método de enseñanza de este dialecto en las escuelas del país.
Paraguay es uno de los pocos países del continente sudamericano que ha logrado conservar a lo largo de los años su idioma originario. El pueblo paraguayo es el resultado de un mestizaje de dos culturas: la guaraní y la española que se encontraron en la colonización. Uno de los grandes legados, es el idioma guaraní que es hablado por el ochenta y siete por ciento de la población, mientras que más del cincuenta por ciento es bilingüe.

El guaraní fue, y sigue siendo, un pueblo familiero. Organizado en clanes, donde vivían varias familias; la confianza en la abundancia de la tierra les permitía moverse libres por la cuenca del Plata y la selva en busca de la “tierra sin mal”, esa que buscaron por mucho tiempo y que les costó conseguir. Su idioma es onomatopéyico, musical, hace vibrar las consonantes, como muestra Alihuen, el guía que acompaña a recorrer la “huella franciscana” que se encuentran en la ciudad de Yaguarón, donde los frailes franciscanos, que llegaron a evangelizar las tierras del sur de Asunción, construyeron su templo principal. La piel tostada por el sol, marca los rasgos nativos en su rostro, su cabellera larga y crespa de color negro iluminada por destellos blancos, muestra el pasar del tiempo; años de lucha y resistencia por conservar su cultura, su idioma. Ese dialecto dulce, del corazón que se fue trasmitiendo de generación en generación, aquel que Alihuen lleva con gran orgullo, está siendo discutido en la educación paraguaya, ya que la forma en que se está enseñado no concuerda con las costumbres y el verdadero sentido y espíritu que transmite el guaraní.



En un seminario de bilingüismo realizado hace unos días en la cuidad de Asunción, organizado por el Ministerio de Educación y Cultura, se dijo que en dos generaciones el guaraní desaparecería ya que los niños en los hogares sólo hablan español. En las instituciones educativas el idioma es una materia como cualquier otra sin darle la importancia que tiene a la hora de recuperar la historia de Paraguay, sólo se enseña cómo se lee y se escribe pero sin que esa metodología transmita el verdadero sentimiento de la lengua materna. El guaraní ha pasado de la oralidad a la escritura a través de la abundante producción que se ha realizado, podemos escucharlo en las plazas, en las fiestas populares, en los medios de comunicación; está vivo en todas partes y sigue resistiendo para poder adaptar la enseñanza formal a una metodología que reviva y de a conocer ese instrumento liberador que expresa el sentimiento de un pueblo con alegría, conservando su cultura originaria. Ver más

Fuentes Consultadas




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